Lo único que necesita una gran actriz es una gran obra y las ganas de triunfar.

“La humildad sólo puede nacer de la humillación, si no, es falsa vanidad” dice Genet en “Querelle de Brest”. No encontrarán trajes ni trastos teatrales, ni decorados que nos indiquen un tiempo, o un estilo determinado. El espacio se vuelve una propuesta en sí misma, el diálogo entre espacio y actriz, se elimina todo hasta la mínima expresión.